En nuestras más recientes investigaciones sobre la violencia en los colegios, nos hemos enfocado en los indicadores de bienestar y convivencia escolar: qué son, cómo medirlos y qué planes de acción pueden implementarse para mejorar el ambiente escolar.
Estos indicadores son cruciales porque la realidad diaria ha mostrado que cada 12 minutos se registra un caso de violencia en los colegios. Lo preocupante es que solo el 10% de estos casos recibe acompañamiento, mientras que el 90% restante no es identificado o, aunque lo sea, no se le hace seguimiento adecuado. Como consecuencia, muchos estudiantes acaban retirándose del colegio, lo que les obliga a comenzar de nuevo en otro lugar, hacer nuevos amigos, ponerse al día con el aprendizaje académico y adaptarse a una nueva realidad. Todo esto podría evitarse si el equipo de convivencia escolar hubiera sabido cómo gestionar correctamente la situación.
La importancia de medir y actuar
Es cierto que algunos colegios pueden tener mejores resultados que otros, dependiendo de la inversión que hagan en convivencia y del número de estudiantes que gestionen. Sin embargo, lo realmente importante no es comparar quién está "mejor o peor", sino comprender las dinámicas particulares de cada institución para mejorar sus indicadores de bienestar y convivencia.
Para ello, hemos diseñado una serie de preguntas clave que los rectores y el equipo de bienestar deben tener en cuenta para tomar decisiones más informadas y efectivas en la reducción de la violencia dentro del colegio:
¿Cómo definimos la violencia dentro del colegio?
¿Con qué frecuencia ocurren situaciones de violencia?
¿Cuáles son las conductas e impulsos que desencadenan estos episodios de violencia?
¿Es efectivo nuestro seguimiento a las dinámicas de violencia?
¿Qué herramientas necesitamos para reducir estas conductas violentas?
¿Cuánto tiempo destinamos a formar a estudiantes y docentes en habilidades socioemocionales?
Preguntas para guiar la acción
Las primeras dos preguntas permiten entender las dinámicas sociales dentro del colegio, mientras que las siguientes ayudan a identificar los momentos o eventos que generan las conductas violentas. Las últimas dos preguntas se centran en la acción: en implementar medidas que logren disminuir drásticamente el bullying y la violencia en el entorno escolar.
El poder del juego de roles en la convivencia escolar
Una herramienta que ha mostrado grandes resultados es el juego de roles, una práctica que permite desarrollar la personalidad de los estudiantes, autorregular sus emociones y reflexionar sobre sus acciones pasadas. Además, fomenta la imaginación y la creatividad en la resolución de conflictos. Este método es ampliamente utilizado en psicología clínica bajo la técnica del psicodrama, una herramienta terapéutica que integra cuerpo, emociones, pensamiento y conducta. El psicodrama busca revivir, en un contexto seguro y controlado, momentos difíciles que el estudiante haya experimentado, con el fin de procesarlos de manera más saludable.
Por ahora, dejaremos el tema hasta aquí, pero en nuestro próximo artículo profundizaremos más sobre cómo implementar el juego de roles como una estrategia efectiva para reducir la violencia en el entorno escolar.
Conclusión
La violencia escolar es un reto constante, pero con las herramientas adecuadas y un análisis detallado de las dinámicas sociales en cada colegio, podemos crear espacios más seguros para nuestros estudiantes. Reflexionemos sobre estas preguntas y pongamos en marcha acciones que nos permitan construir comunidades escolares más seguras y respetuosas.
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