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El bienestar estudiantil en los colegios: Una tarea pendiente

Actualizado: 20 sept

Los colegios operan en un mercado con regulaciones más estrictas que otros sectores, lo que afecta directamente la manera en que gestionan sus costos, tarifas y, en cierta medida, su desempeño general. Por ejemplo, (i) están sujetos a supervisión y control de costos y tarifas; (ii) deben realizar autoevaluaciones anuales; y (iii) enfrentan restricciones para trasladar ciertos costos a los padres. Sin embargo, una pregunta importante queda en el aire: ¿cuándo y cómo se evalúa el bienestar de los estudiantes?

Regulaciones en costos y tarifas

La Ley 115 de 1998 establece que los costos relacionados con matrículas, pensiones y cobros periódicos en los colegios deben ser autorizados por el Ministerio de Educación o la Secretaría de Educación. Además, las listas de materiales escolares requieren la aprobación de la Secretaría de Hacienda antes de ser enviadas a los padres. De no recibir aprobación, el colegio podría asumir estos costos, generando un impacto financiero adicional.

Autoevaluación institucional y su enfoque limitado en bienestar

Cada año, los colegios están obligados a realizar una autoevaluación institucional para mejorar la calidad educativa. Esta evaluación, realizada por el Consejo Directivo, abarca aspectos como el desempeño del personal docente, los recursos pedagógicos disponibles y la infraestructura del colegio. Dependiendo de los resultados obtenidos, los colegios pueden operar bajo libertad regulada, libertad vigilada o régimen controlado, lo que define su grado de autonomía.

Es preocupante que de las 79 preguntas que forman parte de la autoevaluación institucional, solo el 10% está relacionado con bienestar o convivencia escolar. En otras palabras, apenas 1 de cada 10 preguntas está diseñada para reflexionar sobre el bienestar de los estudiantes y generar estrategias para mejorarlo.

El reto de la convivencia escolar

Al hablar con los colegios, existe un consenso sobre la naturaleza burocrática y normativa del Manual de Convivencia, que se parece cada vez más a un documento administrativo, más que a un conjunto de principios para fomentar la convivencia y el bienestar. Las coordinaciones de bienestar se encuentran sin herramientas prácticas para mejorar su trabajo, y el Sistema Nacional de Convivencia Escolar tampoco ofrece suficientes herramientas preventivas para apoyar la labor de los colegios.

Indicadores de bienestar: Un área desatendida

Cuando se trata de medir el bienestar estudiantil, los colegios dependen mayormente de encuestas que, aunque útiles, ofrecen una visión limitada de la realidad. A continuación, presentamos algunas cifras preocupantes:

  • 2 de cada 5 colegios cuentan con mecanismos para identificar casos de violencia.

  • No existe una condición escolar adecuada para garantizar la salud mental y emocional de los estudiantes.

  • 1 de cada 8 colegios dispone de mecanismos para identificar problemas de salud mental.

  • 1 de cada 3 colegios ofrece acompañamiento psicosocial a sus estudiantes.

  • Solo 1 de cada 3 colegios capacita a sus docentes en la prevención de autolesiones.

Reflexión y próximos pasos

Este es el panorama con el que nos encontramos en Clio. Si bien los colegios están altamente regulados en cuanto a costos y desempeño institucional, el bienestar de los estudiantes sigue siendo un área relegada. La falta de herramientas específicas y de un enfoque más amplio en la salud mental y emocional limita el impacto que las instituciones pueden tener en la vida de sus estudiantes.

En nuestro próximo newsletter, profundizaremos en qué necesitan los colegios para mejorar sus indicadores de bienestar y cómo podemos ayudarlos a implementar estrategias efectivas para garantizar un entorno más saludable y seguro para todos sus estudiantes.

¡Es hora de priorizar el bienestar estudiantil!

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